Nueva York, Chicago y Los Ángeles están en un grupo de 30 ciudades estadounidenses que han comenzado a trabajar juntos por un objetivo en común. Aunque el plan se acaba de conocer y se encuentra en una fase prematura, no conviene infravalorar la intención de los ayuntamientos que están colaborando, liderados por el alcade de Los Ángeles, Eric Garcetti.
Se trata de lanzar un mensaje real a todos los fabricantes de automóviles que dicen que no hay compradores como para invertir de forma real en la movilidad eléctrica, una excusa que estamos hartos de leer y escuchar a muchos directivos. Al mismo tiempo, esperan contrarrestar los posibles golpes de Donald Trump hacia la movilidad eléctrica y los objetivos medioambientales. Con todo, ya hablan de encargar hasta 114.000 vehículos enchufables.
Esa cifra correspondería al 72% de las ventas del país en 2016, que como os contamos rozaron las 160.000 unidades, y supondría una verdadera revolución en las matriculaciones de enchufables, ya no a nivel nacional, sino mundial. De hecho, entre todas las urbes están dispuestas a gastarse aproximadamente 10.000 millones de dólares (unos 9.300 millones de euros).
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