El puertorriqueño Edwin Díaz regresó del Clásico Mundial de Béisbol con el mismo cabello rubio que popularizaron los miembros de la selección de su país durante la travesía que los llevó hasta la final del torneo entre 16 países.
El cerrador de los Marineros dijo que va a quitarse el tinte del pelo, para volver a su negro natural, pero no tiene intenciones de desprenderse de las emociones que exhibió en la loma durante los momentos más importantes del torneo.
“Quiero mostrar las mismas emociones aquí”, dijo el lanzador de 23 años de edad, que ganó un encuentro y salvó otros dos para Puerto Rico. “Me siento más feliz cuando lanzo así. Quiero seguir haciendo lo mismo que hice durante el Clásico”.
Los Marineros, ciertamente, no van a tener ningún problema con eso si Díaz continúa lanzando también su recta de 100 millas por hora. El derecho lanzallamas emergió como uno de los relevistas más apasionantes de las Grandes Ligas la temporada pasada, en la que ponchó a 88 bateadores en 51.2 innings con 18 salvamentos una vez que fue nombrado cerrador en los últimos dos meses. Pero después de saltar desde Doble-A directo hasta las Mayores el año pasado, la experiencia ganada frente a los entusiastas y apasionados aficionados del Clásico pareciese ser muy valiosa para su futuro. Aprender a lanzar en ese tipo de ambiente sólo puede ser de ayuda para un joven al que le darán mayores responsabilidades si, como espera el equipo, los Marineros llegan a la postemporada.
“Todo el mundo estaba nervioso, pero yo estaba relajado en esos momentos”, dijo. “Lo único que pensaba era en seguir al receptor. Yo sé que necesitaba estar en esas situaciones porque si llegamos a los playoffs este año, ese es el tipo de situación en la cual necesito lanzar. Me sentía relajado e hice mi trabajo”.
Díaz dijo que el Clásico fue más que un simple juego de pelota para su selección, que regresó a Puerto Rico para un desfile por las calles el jueves a pesar de haber perdido la final por 8-0 ante Estados Unidos.
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