Para la fiscal Yeni Berenice Reynoso quien nació el 25 de octubre del 1982 en Luperón, constituye un orgullo que parte de su niñez transcurrió entre los municipios Villa Isabela y Luperón en la parte oeste de Puerto Plata de donde son oriundos sus padres Álfida Gómez y Ramón Darío Reynoso.
La funcionaria sostuvo que en sus 15 años que lleva de servicio público como fiscal de Santiago y luego del Distrito Nacional y se define a sí misma como una mujer con vocación de servicio desde niña, a tal punto que muy joven entró voluntaria en la Cruz Roja Dominicana.
Al participar en un coloquio donde fue entrevistada por los periodistas José Monegro, Dayana Acosta y Teresa casa del periódico El Día, Yeni Berenice Reynoso precisó que no tenía en sus planes estudiar derecho, sino ingeniería civil ya que era muy buena en matemática.
Explicó que en el trayecto hacia la universidad observó cómo un agente de la Autoridad Metropolitana del Transporte (Amet) abusaba de un ciudadano que vendía pan en una calle de Santiago de los Caballeros y ese hecho la hizo cambiar de opinión, así que al llegar a la universidad se inscribió en la carrera de leyes.
Dijo que la familia tenía tanto peso para ella que no se atrevió a decirle a sus padres que cambió de idea, hasta que tuvo que pasar la lista de los libros para que se los compraran, a la misma vez narra que tuvo una infancia muy bonita y que fue muy adorada, en especial por su abuelo materno Ismael Ureña, con quien tuvo un gran vínculo y de quien dicen sus tíos que ella heredó muchas semejanzas.
La fiscal del Distrito Nacional al hablar sobre sus primeros pasos, manifestó que no tenía en sus planes ser fiscal, pues pensaba irse al extranjero a realizar una Maestría, porque terminó la carrera en Derecho bastante joven, pero antes de terminar la universidad, como no trabajaba y disponía de tiempo libre, tomó la decisión un día de ir a dar servicio voluntario, así que se postuló como paralegal voluntaria tanto de la Corte de Apelación como de la Fiscalía de Santiago.
Allí rotó por varios departamentos, lo que le permitió adquirir una gran experiencia ya que era una paralegal voluntaria, es decir, que no cobraba, pero debía llegar temprano, pues tenía sus asignaciones y hubo un momento en que tenía más trabajo que el propio personal que estaba designado.
En ese momento, fiscales y jueces querían que ella le asistiera por la destreza que tenía para escribir a máquina y luego a computadora, lo que hacía con gran rapidez.
Cuando fue cuestionada sobre el precio que ha pagada para llegar donde está en la actualidad, Yeni Berenice Reynoso asegura por ser una joven mujer le ha costado más alcanzar lo que se ha propuesto que lo que le hubiese costado a un hombre o quizás a una persona de más edad.
“He tenido que someterme a cuestionamientos más que un fiscal varón, que haya pasado por otras instancias, no ha tenido que someterse. Por lo general a las mujeres nos cuesta más y tenemos exigencias que por lo regular un hombre no tiene”, dice seriamente.
Recuerda que cuando llegó al Distrito Nacional y empezó a tener visibilidad pública, ya tenía cinco años de ser una fiscal litigante en casos muy complejos y de criminalidad organizada.
“Conmigo no se dio a la inversa, de que era una figura pública conocida que entré al Ministerio Público. Yo era una persona totalmente desconocida que investigaba casos complejos que tenían notoriedad pública. No era que yo los buscaba, sino que me lo asignaban”, sostiene la fiscal Reynoso.
En los últimos 12 años le ha tocado estar involucrada en investigaciones muy complejas o que han llamado mucha atención en la sociedad, como son los casos de las siete muertes en Navarrete, lo de la estudiante Vanesa Ramírez Faña en junio de 2006 y de Jordi Veras, por citar algunos.
Lo mismo ocurre en el Distrito Nacional, casos también graves que ha tenido que investigar y asumir el proceso ya que en el momento en que la designaron como titular no era común ver al fiscal del Distrito Nacional llevar personalmente el proceso.
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