martes, 16 de mayo de 2017

HTC U 11, ¿tabla de salvación para la marca o más de lo mismo?

HTC fue un grande de la telefonía móvil en los primeros pasos de Android en el terreno de los smartphones. El tiempo verbal está bien empleado, hablamos de pasado y no de presente pues los taiwaneses llevan ya varios años de capa caída, con una división móvil que se ha convertido en una máquina de generar números rojos y cuya continuidad lleva ya demasiado tiempo en cuestión.
No puede decirse que la empresa con sede en Taoyuan no haya intentando remontar tanto en ventas como en críticas, pero desde sus oficinas centrales no ha salido ningún superventas desde hace ya bastante tiempo, y el desgaste de la línea One les ha lastrado hasta el presente día. El HTC U11 es su última apuesta, pero todavía está por ver que se trate de una mano suficiente. Las cartas de HTC ya están sobre la mesa, como las de su competencia.
Uno de los principales problemas que se está encontrando el mercado actual de smartphones es que se ha convertido en una fábrica de mellizos. Los componentes más populares se replican sin cesar, y fabricante a fabricante van calcándose las características para no quedarse atrás. El resultado es que todos, con pequeñas diferencias, presentan una potencia similar. Con pequeñas diferencias hemos dicho.
El Snapdragon 835 está siendo lo suficientemente popular para que la gama alta de este año vaya a servirse de él como característica estrella. El chip llegará en el interior del HTC U11 pero también a bordo del Xperia XZ Premium, del Xiaomi Mi 6, de uno de los modelos internacionales del Galaxy S8 y pronto será el cerebro de medio mercado de gamas altas.
Procesadores, memorias, tamaños de pantalla, resoluciones. Todo parece clónico y la auténtica diferenciación queda en la fluidez, que depende de cada fabricante por las características propias de su capa, en el diseño y en sus capacidades fotográficas. La cámara, un componente que se mide en megapíxeles pero que se diferencia en miles de cosas más.

Oye, que DxOMark dice que no hay nada mejor


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